Yosune Trillo Santiago, alumna de Ciclo Medio de Auxiliar de Enfermería, alzouse o pasado martes, 26 de novembro, co primeiro premio do Concurso de relatos de terror, na modalidade correspondente a ciclos, convocado pola biblioteca do noso centro. Parabéns, Yosune!
Velaquí tedes o seu texto, que destaca pola súa extraordinaria orixinalidade:
"La poeta"
Estaba sola en el cuarto, sentada en la esquina, llena de preocupación, pues de la nada, simplemente un día como otro cualquiera, me desperté sin ninguna inspiración, sentía el alma vacía, el corazón aletargado, todo aquello que antes me ilusionaba (escribir, inventar, tocar, sentir...) se volvió indiferente.
Pensaba en que tenía muchos compromisos aún, mucho que entregar a los demás para sentir satisfacción propia, cientos de poemas por entregar y nada que me diera una razón para seguir escribiendo, después de intentarlo tantas y tantas veces, con el suelo lleno de hojas, escritas con letras sin ningún sentido.
Sumida en una gran pena, escuché una voz que, muy suavemente, me dijo: "No te preocupes, aquí estoy". Volteaba alrededor, buscando de dónde provenía; pero, sin poder ver nada, lo dejé. Creí que me estaba volviendo loca; pero, como aún cargaba una gran depresión encima, volví a agachar la cabeza. En ese mismo instante, sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo cuando una mano se apoyó en mi hombro. Me puse en pie en un instante, esperando a que se revelara la causa de mi espanto. Pero, de nuevo, no vi nada.
Sentí que la pena se me hacía más y más grande, noté cómo se inundaban mis mejillas de lágrimas descontroladas, me dejé caer en la cama, ya que el cuerpo me pesaba tanto que no podía ni siquiera voltearme. Comencé a notar cómo un humo negro invadía mi cuarto y me senté. Miré al frente y vi cómo comenzaba a formarse una sombra frente a mis ojos. Alcancé a ver esa túnica negra que le llegaba a los pies, aprecié su rostro cadavérico. Se acercó tanto que llegó a abrazarme, diciéndome: "Soy la muerte, estoy contigo". Rompí en llanto, pero una sensación de paz me recorría.
Podrían pensar algunos que había llegado mi hora; pero, por el contrario, yo sentía una inmensa alegría que transformó mi llanto en risa, y de nuevo volví a escuchar su suave voz: "Tu inspiración a mi servicio. Escribe mis hazañas para que la gente recuerde que aún existo". Acepté sin vacilar y así es cómo llegué a crear mis últimas obras, enamorado de la muerte. Acabé el poema y me fui con ella:
"...y tanto me ha besado
la muerte,
que de besarme y besar,
en eterno suspirar,
finalmente lo ha logrado
y así
me ha enamorado
la vida mucho más".
No hay comentarios:
Publicar un comentario