1/12/19

Texto gañador do Concurso de relatos de terror, na modalidade de Bacharelato

Manuel Joaquín Louro Domínguez, alumno de 1º B Bacharelato, gañou o primeiro premio do Concurso de relatos de terror, na modalidade de Bacharelato, que convocou a nosa biblioteca para celebrar o Samaín e o Magosto. Moitas felicidades, Manuel, pola calidade innegable da túa prosa!

Reproducimos a continuación o seu texto para que poidades aprezar o talento creativo do autor, a suxerente historia que plantexa e o hábil manexo das técnicas narrativas propias do relato curto:

¿En serio es así cómo va a llegar mi fin? ¿De verdad voy a morir así? Ahora que el frío abrazo de la muerte me está envolviendo lentamente en su oscuro manto, no puedo evitar sentir este arrepentimiento. La pérdida de sangre me está empezando a afectar, la puñalada que me asestó es demasiado profunda; creo que ha golpeado la arteria subclavia izquierda. Puedo escuchar a la bandada del cuervo que se encuentra frente a mí revoloteando y graznando, esperando el momento oportuno para atacar y, a pesar de que mis pensamientos se vuelven todavía más confusos, estoy seguro de una cosa, un último y siniestro recuerdo que me acompañará hasta el final: el grito sádico y horripilante de aquella criatura, de aquel ser que dejó de ser humano hace mucho tiempo. Debí alejarme en el momento en que la vi llorando frente a la tumba; pero en aquel instante solo pensaba en ayudarla. Debí sospechar algo al ver el río carmesí que bajaba por su blanco vestido; pero, para el momento en que reconocí a quién tenía delante o, mejor dicho, a qué, ya era demasiado tarde, las lágrimas me cegaron y el asombro me paralizó. Mi bella flor estaba de nuevo frente a mí, hasta que contemplé su vacía mirada, fue entonces cuando entendí que ese era el principio del fin. 

Después de aquello, casi inconsciente, estaba sumido en una profunda oscuridad, trataba de gritar pero no podía. Mi cuerpo no respondía y de lo único de lo que estaba seguro era de que, a medida que me sumía en el abismo sin fondo en el que me encontraba, mi cuerpo cada vez se debilitaba más, como si una vela que llevaba encendida en mi interior se fuera consumiendo lentamente, su luz cada vez se atenuaba más y, con ella, mis fuerzas. Por un momento llegué a pensar que estaba muerto hasta que, de repente, un halo de luz me envolvió con su cálido toque y desperté, confuso y desorientado, sin saber muy bien dónde estaba o qué estaba sucediendo. Lo único que notaba era un agudo dolor en mi pecho y una jaqueca impresionante. Poco a poco, fui abriendo los ojos y, en el momento en que lo hice, el terror que sentí antes de perder la consciencia regresó a mí como un balazo atravesándome con una enorme intensidad. Me encontraba encadenado a la estatua de la pareja que estaba en el centro del cementerio. A mi alrededor no había absolutamente nada, tan solo un zorro que me miraba de forma inquietante. Bajo mis pies había una serie de símbolos extraños escritos en piedras con lo que parecía ser sangre, que se encontraban dispuestos en forma de círculos a mi alrededor. Durante tres segundos, sentí paz, la calma antes de la tormenta, hasta que el rugido de una fría borrasca hizo acto de presencia y fue entonces cuando apareció.

De una oscura sombra procedente de la parte de atrás del viejo mausoleo, danzando de forma errática y siniestra hacia mí, un vals oscuro bajo la luz de la luna que finalizaría en una horrenda y tétrica postura y fue entonces cuando comprendí horrorizado que no iba a salir vivo de allí. 

De pronto, comencé a sentirme abrumado, como si algo me estuviera observando desde el tejado del mausoleo en silencio, moviendo los hilos de estas marionetas en una triste obra de teatro creada para su simple entretenimiento. Y creo que esa misma criatura se encuentra aún cerca, esperando, disfrutando de mi triste y agonizante final. Creo que la pérdida de sangre me está afectando demasiado. Cada vez la realidad se siente menos vívida, mis pensamientos son más irracionales, ¿qué es real y qué no? ¿Estamos viviendo en un sueño y, al morir, despertamos? ¿Qué significa estar vivo? ¿Cómo he acabado aquí? ¿Me estoy volviendo loco? ¿Qué me sucede? Mi pulso se estaba debilitando y, a medida que mis ojos se cierran, comienzo a recordar lo que sucedió.

Cuando la que una vez fue mi bella rosa, mi hermoso lirio, mi preciada flor salió de aquel estado de éxtasis en el que parecía estar sumida, echó su cuerpo hacia atrás y emitió un sonido metálico similar al de un ratón agonizante, solo que mucho más intenso. Espera, ¿eso tiene sentido? Prefiero no pensarlo. Continuando con lo ocurrido, una vez emitió aquel potente grito, cuatro personas en túnicas negras aparecieron de entre los arbustos, no parecía que estuviesen caminando, más bien flotaban. Tampoco parecían tangibles, aunque, la verdad, no estoy del todo seguro de que esto sea así, después de ese momento, todo está en blanco, únicamente soy capaz de recordar ciertas imágenes que se me aparecen como destellos que parecen desvanecerse con rapidez. 

El viento ha cesado, pero cada vez tengo más frío, mis ojos ya no son capaces de mantenerse abiertos, apenas siento mi pulso, pero me encuentro en paz, mis pensamientos siguen siendo caóticos y extraños, pero ya no son importantes. Me siento como si estuviera escuchando "La primavera" de Vivaldi en mitad del Armagedón sentado cómodamente en la vieja butaca de la casa de mis abuelos. 

Hasta que, de repente, todo se tornó negro, me encontraba cayendo de nuevo en aquel océano infinito de oscuridad pura, y lo que una vez fue la pacífica obra de música casi se convirtió en un concierto de gritos agonizantes a todo volumen en el interior de mi cabeza, cuya intensidad aumentaba a medida que descendía y, cuando pensaba que no podía aguantar más, se hizo el silencio, todo había cesado, ya no me encontraba cayendo en el vacío, el ruido había desaparecido, solo había oscuridad a mi alrededor y un silencio asolador. La oscuridad me envuelve, me abraza y me invade, no entiendo dónde estoy y he dudado qué o quién soy. ¿Es esto la muerte? El vacío a mi alrededor, creo que me estoy desvaneciendo. 

¿Es este mi fin?



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